jueves, 23 de octubre de 2014

LA VENGANZA CATALANA, DE ILDEFONSO ARENAS


Por Eloy Maestre


Nuestro amigo y compañero Alfonso ha publicado su tercer libro basado en acontecimientos históricos titulado La venganza catalana. Tras sus dos títulos con seudónimo, llegaron otros dos ambientados históricamente entre los siglos XVIII y XIX. La primera entrega histórica se centró en la figura del general Miguel de Álava, ayudante de Wellington y en la decisiva batalla de Waterloo que supuso el fin de la hegemonía napoleónica en Europa. Se tituló Álava en Waterloo y fue publicada a finales de 2012. El siguiente título fue La duquesa de Sagan, centrado en dicho personaje que vivió entre 1781 y 1839, editado en abril de 2014.
Acelerando los tiempos, se ha publicado recientemente la obra que nos ocupa, quinta de las suyas: La venganza catalana, subtitulada como Crónica de los almogávares, en septiembre de este mismo año, en la misma colección de Narrativas históricas de la editorial Edhasa que las anteriores. Esta es la primera edición que auguramos no será la última porque el libro parece condenado al éxito. 

La obra
En la venganza catalana aplica Alfonso su técnica habitual, ya practicada con acierto en sus dos obras históricas anteriormente citadas, consistente en colocar un personaje ficticio junto a otro real, por lo que consigue que la historia fluya en forma de diálogo, sin recurrir exclusivamente a la primera persona. En el caso del general Álava, el personaje ficticio fue su Ayuda de campo; en el de la duquesa de Sagan, su secretaria; en este de los almogávares, los personajes reales son Ramón Muntaner y el famoso Roger de Flor, y Guillem de Tous el de ficción.
De la mano de este último, el autor nos lleva con los almogávares de la Companyia Catalana d´Orient a los siglos XIII y XIV. Los almogávares eran mercenarios que se ofrecían a guerrear a cambio de una soldada. Su comportamiento salvaje en el combate, usual en aquella Edad Media, incluía rematar a sus víctimas sin tomar jamás prisioneros, salvo algunos contados nobles por quienes pudieran pedir elevado rescate, y masacrar poblaciones enteras, incluidos niños y ancianos.
Dos historias de amor del joven Guillem, con mujeres griega y catalana, se entrecruzan con los combates que los almogávares libran, venciendo en los cuatro más decisivos de su corta historia: a los turcos en la batalla de Kibistra (agosto de 1304), a los bizantinos en la de Apros (junio de 1305), a los alanos en Mont Hemus (junio de 1306) y a los franceses, venecianos y griegos en la de Képhisos (marzo de 1311).
Tras esta última y decisiva batalla constituyeron su Ducado de Atenas como independiente con sus leyes y costumbres, sometido al vasallaje de diversos señores. Izaron la bandera catalana en el Partenón, que corona la Acrópolis de Atenas, constituyendo el cuarto estado catalán de la historia. El sueño duró de 1312 a 1388, un total de 76 años.

Estilo
Con su habitual tono directo, brillante y detallado, Alfonso destaca la ferocidad de los almogávares y la aspereza de la vida medieval.
En el epílogo del libro destaca el autor una curiosidad que atañe a nuestro rey actual:
“El Ducado de Atenas, refundado por la Companyia Catalana, que nunca fue reconocido como tal por las potencias europeas, desapareció en el año 1388. Sin embargo, el título de Duque de Atenas, el cual pasó de Gautier de Brienne a su hijo mayor, nunca se extinguió; en vez de eso fue pasando de unas generaciones a otras, hasta llegar a su actual poseedor, el rey Felipe VI de España.”

En resumen, estamos ante una tercera obra histórica, excelentemente documentada y novelada, para cimentar el prestigio de Alfonso como autor sólido y de futuro. 

2 comentarios:

  1. Enhorabuena, Eloy, por la exposición de la obra de nuestro amigo Ildefonso, que en estos momentos tengo a medias.
    La verdad es que noto algunos cambios en su estilo, pues, sin perder su rigor histórico y su afán de mantener los nombres originales, en esta ocasión nos mete todavía más en el fragor de las batallas y la crudeza de las guerras. Asimismo, a través de su protagonista ficticio Guillem nos aporta detalles de la vida cotidiana de la soldadesca en el entorno guerrero; cuando se puede morir en cualquier momento, los aspectos de trabas morales respecto a matar y rematar, no hacer prisioneros (“keine Gefangenen”) e incluso saltarse a la torera otras relativas a la bigamía como algo natural (¿se puede amar a dos mujeres muy distintas al mismo tiempo?) nos lleva a respirar el aire guerrero de los feroces almogávares con su “Desperta ferro” y tener que limpiarnos la sangre de vez en cuando y reflexionar sobre la importancia de ciertos aspectos morales en tal entorno.
    La mayoría de los personajes son absolutamente reales y se nos perfila hasta la personalidad de cada uno, como si le conociésemos “de toda la vida”. Unos son más conocidos, como Roger de Flor, que no sabía yo que era de origen germánico (Rutger von Blume) y otros confieso que los conocía más por las calles de Barcelona que por otra cosa (Muntaner, Estença, etc.)
    El afán conquistador catalán y la ferocidad de los almogávares despertará seguramente algunos sentimientos escondidos en más de un catalán, lo que en las circunstancias actuales es muy oportuno (para unos) o muy peligroso (para los otros) y seguramente redundará en el éxito de la obra.
    Enhorabuena, Ildefonso!

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  2. Los Almogavares servian al Rey de Aragon y a la Corona de Aragon. Y su origen es aragones, se remonta a Alfonso I. No catalan. Los Almogavares no se entienden sin la Corona de Aragon. Luego ya, echale el nacionalismo que quieras, pero la verdad es esa...

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