Tirano Banderas, subtitulada como
Novela de tierra caliente, es una obra prodigiosa de Valle-Inclán, uno de los
mayores prosistas y autores teatrales españoles del siglo XX .
Autor
Valle-Inclán (1866-1936) publicó la
mayor parte de su obra en el siglo pasado en Madrid, adonde se trasladó y vivió
casi toda su vida en la miseria, dedicado por completo a su obra. En este
sentido contaré una anécdota que le define.
Un fotógrafo de periódicos, famoso
en su época, realizó una sesión de fotos a Valle-Inclán en su casa. Al
revelarlas observó un detalle que le obligó a volver a casa del escritor.
Mostrándole la fotografía que le plasmaba recostado en su lecho, vestido y con
los pies en primer plano, se podía observar que las suelas de sus zapatos
presentaban grandes agujeros, muestra clara de sus penurias económicas.
El fotógrafo le indicó el detalle y
que tal vez fuera mejor no publicarla, a lo que Valle-Inclán le apremió para
que la publicase y que el público observase la miseria en que vivía, añadiendo
cruelmente que un escritor tenía la obligación de pasar hambre y hacérsela
pasar a su familia. La foto se publicó y su destino no cambió por ello.
Obra en conjunto
Valle-Inclán ha pasado a la
historia como formidable prosista y eximio autor teatral. Como prosista
destacan sus novelas históricas y sus Sonatas con el Marqués de Bradomín como
protagonista, un personaje en el que idealizó lo que él nunca fue: noble,
guapo, conquistador y adinerado. Y también Tirano Banderas, la obra que luego
comentaré.
Como autor teatral se han
representado sus obras docenas de veces: Romance de lobos, Martes de Carnaval,
Divinas palabras y Luces de bohemia.
Influjo
El influjo de Tirano Banderas en la
literatura en español ha sido enorme al retratar la figura del tirano o
dictador, profundamente enraizada en la cultura de los países latinoamericanos.
De Bolivia se dice, por ejemplo, que ha tenido más golpes de estado que años
transcurridos desde su independencia en 1825.
La novela ha promovido un subgénero
en el que han participado hasta la fecha algunas de las más augustas plumas que
la literatura en español ha producido, entre ellas nada menos que tres Premios
Nobel de Literatura y un premio Cervantes, el más importante en español.
Pertenecen a este subgénero entre
otras:
El señor presidente, del
guatemalteco Miguel Ángel Asturias, publicada en 1946 y Nobel en 1967.
Yo el supremo, del paraguayo
Augusto Roa Bastos, publicada en 1974 y Cervantes en 1989.
El otoño del patriarca, del
colombiano Gabriel García Márquez, publicada en 1980 y Nobel en 1982
y
La fiesta del chivo, del peruano
Mario Vargas Llosa, publicada en 2000 y Nobel en 2010.
Tirano Banderas
Santos Banderas es el protagonista
de la novela, un indio tirano que sojuzga su pequeño país centroamericano, cuya
capital es una utópica Santa Fe de Tierra Firme, y cuyos personajes hablan con
claro acento mexicano, un país donde Valle-Inclán vivió en su juventud.
Cuenta la historia de una
revolución armada contra el poder del tirano, que trata de sofocarla a sangre y
fuego sin conseguirlo. El final de la novela es trágico: cercado el tirano en
su fortaleza sin escapatoria posible, se dirige al lugar donde se encuentra su
hija: joven y loca, y la asesina de varias puñaladas. Luego se enfrenta a sus
enemigos y muere, siendo desmembrado su cuerpo y repartidos sus restos por
cuatro ciudades.
Este final de ficción parece calcado
literalmente de un desenlace real: el que sucedió a Lope de Aguirre,
conquistador español que abanderó una sublevación en América contra su Rey,
Felipe II, a quien dirigió una carta famosa de rebelión, pereciendo finalmente en
el intento y asesinando antes a su joven hija a puñaladas. Valle-Inclán, autor
él mismo de novelas históricas y ávido lector, conocería la historia y tal vez
por ello la incorporase a su libro. El final del drama lo cuenta Ramón J.
Sender en su obra: La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, publicada en
1962.
Estilo
La bellísima prosa barroca de
Valle-Inclán te obliga a consultar el diccionario en cada página y su dominio
de las claves del idioma: verbos y adjetivos, resulta abrumador. También ama
las frases largas que esculpe con rigor de artesano
Sus personajes están trazados con
mano maestra: en primer lugar el tirano y su corte de militares y aduladores, y
después el resto: Don Celes; el honrado gachupín; el Barón de Benicarlés
ministro de España, homosexual y drogadicto; Zacarías el Cruzado, Niño Filomeno,
el coronelito de la Gándara
y tantos otros.
La acción de la novela transcurre
entre dos frases ligadas a distancia: al principio dice: “…bajo el alerta del
guaita, que en el campanario sin campanas clavaba la luna con la bayoneta” y al
final: “El guaita de la torre ha desclavado su bayoneta de la luna y dispara el
fusil en la oscuridad poblada de alarmas”.
(Guaita: soldado que estaba de
centinela durante la noche: Diccionario de uso del español, María Moliner).
Quiero terminar con una frase en
apariencia simple pero muy bella: “Y la luna, puesta la venda de una nube,
juega con las estrellas a la gallina ciega.”
En la Corte de los milagros narra la herencia española en la manera de ejercer el poder politico por los gobiernos hispanoamericanos.
ResponderEliminarSobre el mismo tema es recomendable el díptico de Francisco Ayala: Muertes de perro y El fondo del vaso.